Desarrollo social durante la infancia
Las
relaciones familiares son muy importantes en el desarrollo social del niño, los
valores, deseos, los modelos de conducta, etc. son adquiridos, inicialmente,
mediante las interacciones que los niños establecen con sus familiares más
cercanos.
Algo que influye en el desarrollo del niño es el estilo de crianza de los padres.
Algo que influye en el desarrollo del niño es el estilo de crianza de los padres.
- · Padres democráticos, se caracterizan por porque combinan un alto grado de control y afectividad, suelen poner límites a la conducta de los hijos, pero tienden a explicar y razonar el por qué de las reglas, escuchan las objeciones que ponen los hijos y cuando son razonables no tienen ningún problema en ser tolerantes con las demandas de sus hijos.
- · Padres autoritarios, padres muy rígidos con las normas y poco afectuosos, intentan imponer su criterio contando muy poco con las necesidades emocionales del niño.
- · Padres permisivos, se caracterizan porque en el hogar hay muy pocas reglas y tienden a mostrar bastante afecto a sus hijos, pretenden transmitir a sus hijos que les profesan un amor incondicional.
- · Padres indiferentes, padres que no ejercen ningún tipo de control ni dan apoyo emocional a sus hijos.
Estos
estilos de crianza de crianza tienen consecuencias directas en los hijos, los niños
educados en hogares democráticos tienden a mostrar a lo largo de los años
escolares una gran autoestima, alta competencia social y un óptimo rendimiento
escolar. Los hijos de padres autoritarios tienden a ser dependientes, no son
capaces de crear sus propios criterios porque les han sido siempre impuestos,
son muy poco asertivos y fácilmente irritables. Los padres permisivos suelen
tener hijos, por una parte, agresivos, rebeldes, impulsivos e ineptos
socialmente, pero por otra, pueden ser activos, extrovertidos y creativos. Por último
los padres indiferentes son los que crían a los niños con peores resultados. Los
estudios de los jóvenes delincuentes muestran que gran parte de estos han sido
educados en hogares con una alta permisividad, nulo apoyo emocional y gran
hostilidad.
Las
relaciones entre hermanos también juegan un importante papel, no solo por su
incidencia en el desarrollo social, sino también en el nivel de desarrollo
cognitivo. Se han planteado dos hipótesis a la hora de estudiar la incidencia que
los padres tienen sobre la relación que establecen sus hijos. Por una parte
tenemos la hipótesis de la compensación de hermanos que defiende que los
hermanos pueden desarrollar una relación más cercana y cálida, y de ayudarse
mutuamente, por otra tenemos la hipótesis de hostilidad por el favoritismo de
los padres, que postula que los hermanos pueden desarrollar relaciones hostiles
si alguno de ellos percibe que es peor tratado que el otro.
Las
relaciones de amistad juegan un papel importante en los seres humanos, en la primera
infancia (0-2 años) los niños pequeños inician y mantienen mas interacciones
con pares conocidos en ves que con aquellos que son desconocidos. En la etapa
pre-escolar (2-6 años) la amistad se caracteriza por encuentros inestables
donde la ruptura llega con facilidad cuando hay conflictos interpersonales. En
la etapa escolar (6-12 años) la amistad se caracteriza por poder mantener una relación
de cooperación y ayuda reciproca.
También en la infancia aparecen las conductas problemáticas, la agresividad o violencia infantil se produce en varios contextos; en la familia, con los amigos o con el entorno escolar. En este último caso nos hallamos ante el acoso escolar, también denominado bullying. La agresividad en los niños(as) de cuatro a siete años se caracteriza por mostrar celos y envidia hacia sus iguales, y por la aparición de juegos violentos. Sin embargo, entre los seis a catorce años, los niños empiezan a pelearse físicamente y las niñas verbalmente. En casi todas las aulas se pueden observar tres grupos bien diferenciados de alumnos, tenemos a los alumnos bien adaptados, que son aquellos que no participan en las situaciones violentas; el grupo de los agresores al que pertenecen niños que alteran la marcha del aula; y el grupo más sufridor que son los niños víctima, son los niños que reciben las continuas agresiones. Estas agresiones pueden ser tanto físicas, psicológicas y verbales.
También en la infancia aparecen las conductas problemáticas, la agresividad o violencia infantil se produce en varios contextos; en la familia, con los amigos o con el entorno escolar. En este último caso nos hallamos ante el acoso escolar, también denominado bullying. La agresividad en los niños(as) de cuatro a siete años se caracteriza por mostrar celos y envidia hacia sus iguales, y por la aparición de juegos violentos. Sin embargo, entre los seis a catorce años, los niños empiezan a pelearse físicamente y las niñas verbalmente. En casi todas las aulas se pueden observar tres grupos bien diferenciados de alumnos, tenemos a los alumnos bien adaptados, que son aquellos que no participan en las situaciones violentas; el grupo de los agresores al que pertenecen niños que alteran la marcha del aula; y el grupo más sufridor que son los niños víctima, son los niños que reciben las continuas agresiones. Estas agresiones pueden ser tanto físicas, psicológicas y verbales.
Estas
conductas van relacionadas con el ambiente familiar de los agresores, la
violencia que ven en los medios de comunicación (TV), carencia de estrategias
no agresivas en su abanico de respuestas a situaciones adversas y el temperamento.
Las características de estos niños, es que suelen ser muy impulsivos y tienen
una imperiosa necesidad de dominar a los demás, en general, son un par de años
mayores que sus compañeros de clase. Por su parte los niños agredidos en
principio son muy ansiosos y con un alto de inseguridad personal, además,
suelen ser prudentes y con una baja autoestima, y en ocasiones son niños que
tienen algún problema físico o alguna pequeña incapacidad. Datos muestran que
los niños que en su primera infancia, se muestran agresores de sus compañeros están
más propensos a delinquir más adelante. En el caso de las victimas el panorama
no es tan gris, pero claramente tienen sus secuelas: en la edad adulta las
personas que han sido agredidas en la escuela son mucho más propensos a la depresión
y puntúan más bajo en autoestima. Una consecuencia trágica puede ser el
suicidio.
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